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ESCARAMUSAS EN LA TROCHA


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LOS SUCESOS DE LA CHAMBELONA EN LA REGION DE LA TROCHA

01.07.2012 12:41

 

Por Adrián García Lebroc

                                          El lunes 12 de febrero de 1917, sale en tren desde la capital provincial, Camagüey,  rumbo a Ciego de Ávila, el coronel Enrique Quiñones con una parte importante de sus fuerzas, el objetivo era encontrarse con el general José Miguel Gómez que había partido en su yate desde Batabanó. Ese propio día a las 2:00 p.m. el coronel Quiñones y sus tropas toman posesión del cuartel de la ciudad y hacen prisioneros al personal del juzgado, este junto al teniente coronel Eliseo Figueroa desarman a la policía municipal y ocupan el ayuntamiento. Por su parte el teniente Isidoro Rumbau al frente de un grupo de militares procedieron al registro del  juzgado, esa misma noche otro grupo del ejército  asalta el tesoro municipal. El alcalde depuesto es el conservador,  capitán Manuel Torres Cruz y en su lugar ocupa interinamente la plaza el miguelista Gabino Gómez Maidique[1].

Ese día estaba en el colegio al igual que los otros muchachos de mi edad, la directora del colegio suspendió las clases y casi todos se fueron para sus casas, yo y un amigo (…) marchamos para la casa de socorro que estaba en el mismo edificio del ayuntamiento, su papá trabaja allí. Entonces fuimos para allí y la cosa se puso fea, cuando se formó el tiroteo, yo recuerdo porque tenía 12 años cuando se llevaron a don Chicho preso,  mi padre le tenía mucho aprecio, a nosotros nos dijeron nada, solo que no nos preocupáramos, que esto no es una revolución de matar, sino una revolución de coger el poder, que nos arrebataron[2]”.  

Carlos de la Torre inspector escolar del gobierno, en informe enviado al presidente de la república Mario García Menocal, deja ver sus consideraciones sobre la  situación en la ciudad de Ciego de Ávila durante el período en que esta está tomada por las fuerzas liberales:

Que el día 12 llegué de Sancti Spiritus a Ciego de Ávila, y que al bajarme en la estación observé que había un tren militar en sentido inverso lleno de soldados, (…) vi movimiento de tropas hacia el palacio municipal, pero más tarde vi que se habían distribuido las tropas por toda la población, (…) en la estación de ferrocarriles observe que habían colocados dos ametralladora apuntado al pueblo.

Por la tarde salí y pude observar que se habían posicionado del ayuntamiento, de la jefatura de la policía y del cuartel”.

Que durante los días 13 y 14 salieron dos trenes rumbo al oeste cargado de soldados sin saber a dónde se dirigían.

Que los rebeldes fusilaron en la calle a uno de los suyos, que fue un cabo de la guardia rural, (…) por haber hecho una exigencia de dinero en la casa de Suero Balbín, cosa que ellos habían prohibido.

Que en la calle registraban a todo el mundo, y al que tenía arma se la quitaban”[3].

Al sur de la provincia el ambiente es más complejo, en las localidades de Jagüeyal, Stewart y el 15 y Medio la situación es tensa, las fuerzas insurrectas colocan una carga explosiva bajo el puente del río Los Negros, con el propósito de interrumpir el paso de los trenes,  pues se sabía que el crucero Cuba, con tropas del ejército constitucional  había partido rumbo a este puerto sureño, el día 16 a riesgo de hundirse  por la carga en hombres y municiones. Llega al muelle de Palo Alto el navío que transporta más de 800 hombres, con piezas de artillería, proyectiles y mulos, al frente de las tropas se encontraba el coronel Pujols Comas.

En comunicación con el Jefe del Estado Mayor del Ejército  José Martí[4] y emitida desde Ciego de Ávila por el coronel Pujols, con fecha 22 de febrero de 1917, a pocas horas de partir para la ciudad de Camagüey, este militar informa de las fuerzas que trajo a la zona en el crucero Cuba y que ya han tenido su bautizo de fuego en escaramuzas de la zona[5].

“Ocho compañías de artillería, consta dos baterías de compañías de ametralladora, aproximadamente 752 fusiles”y continúa diciendo el telegrama “hoy dio resultado la combinación anunciada ayer, aún sin datos al respecto, pero funcionó escarnamusa de la línea en Gaspar a 25 kilómetros al este  de Ciego de Ávila”  al respecto Martí vuelve  a responder a Pujols…”que está muy bien que procure mantener las comunicaciones. La familia muy bien dice teniente coronel Sanguily”.

En este sentido los partes son contradictorios, mientras el gobierno informa cifras de hombres relativamente bajas, el diario avileño “El Pueblo” en su edición del 16 de febrero exponía:  

“Según noticia oficial recibida a última hora de hoy, el Coronel Pujols, Jefe del Cuerpo de Artillería del Ejército Nacional desembarcó esta mañana por el puerto de Palo Alto, con varios miles de soldados y decenas de piezas de artillería”.

Las fuerzas liberales dueñas  ahora de la capital del municipio esperan por la llegada del general José Miguel Gómez, que había desembarcado por el puerto de Júcaro y se esperaba llegara en tren a la ciudad, sin embargo el que arriba es Miguel Mariano Gómez, hijo del general, el ex presidente  se refugia en una colonia cercana, denominada La Rosa, ubicada en las inmediaciones del central Stewart  y no llega a Ciego de Ávila hasta bien entrada la noche, arriba a bordo del coche motor de lujo propiedad de José Miguel Tarafa, conocido por el nombre del Zepelín, protegiéndose en el cuartel de la guardia rural, Ángel del Castillo. En la mañana del día 13, se dirige al ayuntamiento, le habló a la multitud que se congregó en el centro de la ciudad logrando arrastrar a muchos de ellos, entró en el recinto del gobierno municipal y trató infructuosamente de apoderase del dinero del tesoro municipal, pero este estaba a buen resguardo en el Royal Bank of Canada, al que no molestó, por no afectar intereses extranjeros, y así evitar males mayores, entre las medidas que ordena está la restitución del alcalde conservador  Manuel Torres Cruz, depuesto horas antes por los complotados. Ese propio día 13 desde la alcaldía de Ciego de Ávila lanza su proclama al pueblo de Cuba dirigida también a los oficiales y al ejército en sentido general, aquí llama a los compatriotas a la armas, a combatir por la libertad y a vencer a la reelección, termina la proclama impresa en la imprenta La Comercial, de esta ciudad, con su firma donde aparece nombre y cargo: General en Jefe del Ejército Constitucional. A media mañana  salió toda la fuerza del ejército, en un tren militar  con él a la cabeza, rumbo a la ciudad de Santa Clara.

Sobre las 11 de la mañana llega el tren a Majagua, aquí se esperan los refuerzos para continuar rumbo al occidente, sin embargo la noticia de que el puente del rio Jatibonico ha sido destruido por las llamas, detiene a los conspiradores. 

Mientras los liberales trataban de tomar posiciones, las fuerzas de Pujols, avanzan muy lentas pero sin dificultad hasta llegar al batey del central Stewart,  allí los esperaba un tren, que por solicitud gubernamental, sirve a las tropas, pero que era propiedad del ingenio. Arriban al mismo en horas avanzadas de la tarde y se emplazan con gran alarde en el patio del central. Sin resistencia comienzan a avanzar hacia la ciudad de Ciego de Ávila la que ocupa el día 18 de febrero.

Las tropas constitucionales no tuvieron oposición para entrar a la ciudad pues el jefe que ocupaba el pueblo ordenó que todo el personal bajo sus órdenes abandonara la misma para evitar un enfrentamiento directo con las fuerzas gubernamentales. La policía municipal se hizo cargo nuevamente del orden público y el acalde asume todas las restantes funciones, convirtiéndose en figura clave para el desenlace final de los acontecimientos.

Santiago,  uno de los que aporta testimonios  en el libro “La fiesta de los tiburones”, de Reynaldo González expresó al respecto:

“…imagínese, el día del alzamiento, que el cuartel de Ciego iba a ser tomado por José Miguel, yo estaba de patrullaje. Y no estaba de patrullaje por gusto, sino porque nos mandaron para que pasáramos todo el tiempo fuera. (…) yo no vi nada extraño esa noche. Todo muy callado, me metí en una parranda que había. El alzamiento fue un día y al otro entro José Miguel. Todos los soldados teníamos que estar en contra de los chambeloneros. El ejército de Oriente y Camagüey se juntaron y recibimos la orden de marchar al monte, a perseguir alzados. (…) Nosotros salimos al monte y los alzados entraron a Ciego de Ávila. Cuando volvíamos para sorprenderlos acampábamos en medio del camino para esperar que ellos se marcharan. Era un juego de muchachos”.[6]

Esta excelente descripción de un poblador del central Stewart, miembro del ejército es  ideal para comprender la situación vivida por los soldados y por las tropas, durante el desarrollo de los sucesos de la Chambelona.

En carta enviada al periódico The New York Herald en los Estados Unidos, con fecha 17 de febrero,  Rafael Montoro formulaba:

“Los rebeldes solo han tenido éxito en las ciudades de Santiago de Cuba y Camagüey. Lográndolo por el auxilio que le prestaron  unos 300 amotinados, a lo más en ambos lugares”.

“José Miguel Gómez ha establecido su cuartel general en Ciego de Ávila, provincia de Camagüey. Las tropas leales atacaron el pueblo y José Miguel, con los suyos tuvo necesidad de huir”.[7]

El 17 de febrero ocurre un hecho que ha marcado la historia de la ciudad, ya las fuerzas liberales han partido, y el alcalde don Chicho como en otras ocasiones acude a la estación del ferrocarril a recibir y despedir las fuerzas gubernamentales que parten al campo de batalla, en  este sitio se le hace un atentado, el único suceso de este tipo en toda la historia de la región. 

En la ciudad de Morón al norte de Ciego de Ávila, la situación es muy similar aunque con diferentes matices, en las elecciones municipales de 1916  es elegi­do como alcalde de Morón, Manuel Ruiz Esperón, afiliado al partido liberal que contó con el apoyo mayoritario del pueblo, derrotando al candidato del partido conservador, Ricardo Padierne Ochoa. En esta ciudad, el alcalde Ruiz Esperón, sargento del Ejército Libertador, no esperó ni un instante, entregó la alcaldía al concejal Pastor Salga­do, incorporándose al campo armado, a luchar junto a  los complotados, a los pocos días tenía a sus órdenes alrededor de 500 hombres muchos de ellos armados, formando 3 regimientos a las órdenes de los coroneles Gregorio Soria Molina, Ignacio Pérez Fundora y Aurelio Sanabria[8].

Entre las tropas alzadas  y las del gobierno se produjeron algunos encuentros, como el del 23 de febrero en la finca El Tejar, donde los combates se extendieron por varias horas, otras acciones que pueden destacarse es el asalto al tercio táctico del central Morón por el coronel Gregorio Soria; el cruce de La Trocha, en el tramo situado entre la ciudad de Morón y el central del mismo nombre[9], por  Ruiz Esperón, Eliseo Figue­ras y Manuel Delgado, entre otros, se destaca el  tiroteo a un tren de pasaje­ros que venía de Ciego de Ávila, y el corte a  las líneas telefóni­cas y telegráficas[10].

El miércoles 14 de febrero la mayor parte de los soldados insubordinados  han abandonado la plaza de Ciego de Ávila y se han concentrado en Majagua, un barrio distante unos 25 kilómetros al oeste. Desde el día anterior en horas de la tarde el parque del poblado que queda frente a la estación del ferrocarril está lleno de soldados y población en general, simpatizantes de las fuerzas liberales a la espera de nuevas órdenes, se improvisan cantinas para la venta de ron y cerveza, varios vecinos sacrifican reces, como señal de júbilo,  que se colocan en las esquinas del parque y calles aledañas donde se inicia el asado, las bandas militares venidas en los trenes son las encargadas de amenizar los festejos. El general pasa la noche en el Hotel Palacio[11] de los hermanos Tallet, que daba el frente para el parque. Horacio Ferrer, se hace cargo de la protección del hotel y de las inmediaciones del parque. Ese propio día había llegado el contingente camagüeyano comandado por Enrique Recio y Rogerio Zayas Bazán con 600 hombres más.

Ante una tropa  tan numerosa el general José Miguel Gómez se ve obligado a redistribuir las fuerzas ahora sus hombres forman tres regimientos, al mando de los coroneles Recio y Figueroa y el teniente coronel Solano. Nombró  a Quiñones Brigadier jefe de su estado mayor. León Primelles, en su libro “Crónica Cubana”, afirma que en Majagua hubo jolgorio, catalogándola de “rechola”,  también afirma, que el propio José Miguel se vio en la necesidad de reprender  a varios de sus oficiales entre ellos a Calzadilla y a Rumbau  por inmoralidad.

En el mismo instante que se están produciendo estas acciones por parte de los liberales, las fuerzas del ejército, leales a Menocal, se apresuran a la quema del puente sobre el río Jatibonico del Sur, con el objetivo de impedir el paso de los contingentes de trenes cargados de soldados “miguelistas”, como también se le llama a los liberales que apoyan a Gómez. 

Así nos cuenta Luis Solano lo sucedido en el río Jatibonico, a partir de su entrevista con el jefe de reparaciones del Ferrocarril Central:

(…) este señor que era de nacionalidad norteamericana me dijo que había presenciado la quema del puente.

Intenté la reparación del puente ofreciéndole a dicho empleado los hombres suficientes, pero el rehusó el compromiso pues las reparaciones necesarias no se podía hacer en 24 horas, sino que demandaban mucho más tiempo.

Me dijo que si nosotros en vez de detenernos en Majagua, hubiéramos seguido a Jatibonico, el puente se hubiera podido salvar, porque  ardía con mucha lentitud.[12]

Desde este momento hay un cambio total en la estrategia de la lucha, seguir hasta el occidente se ha convertido en una verdadera pesadilla, las fuerzas del gobierno poseen mayor número de efectivos y están mejor armados, los liberales, no poseen una estrategia definida y reina en su filas el caos, los combates están descartados dentro de las filas liberales. El 15 de febrero las tropas se dividen en las inmediaciones de Sancti Spiritus, se cuenta con unos 1600 hombres de infantería y caballería.

Gómez se dirige al Majá[13], con dos regimientos uno de caballería y otro de infantería, un tren de transporte a lomo y la banda de música, Solano sale rumbo a la ciudad de Sancti Spiritus, con una fuerza de unos 350 hombres de la que solo el 15 por ciento, procedía del ejército y aproximadamente un 20 por ciento estaba desarmada, tomar la ciudad parecía un acto de heroísmo sin un final feliz. Sin embargo fue uno de los más importantes triunfos liberales en esos días en que se debatía el futuro de la insubordinación, desde el 15 hasta el 19 de febrero la ciudad está en manos liberales, solo las fuerzas conservadores del coronel Collazo pueden terminar con este instante donde Solano es el jefe máximo de la plaza. 

Por último el combate de Caicaje en las proximidades de la ciudad de Santa Clara que aunque no significó el final del alzamiento, si dio captura a su principal impulsor y a muchos de sus seguidores. El 7 de marzo las fuerzas liberales al mando de Gómez se enfrentan a las fuerzas gubernamentales de los coroneles Collazo y Consuegra las que logran cercarlo y hacerlo prisionero, con un saldo impreciso de varias decenas de muertos para el bando liberal.  Fue sin dudas el combate de Caicaje  un golpe demoledor para todos aquellos que seguían al líder liberal privando al movimiento de la figura más importante, a partir de este momento el resto de los grupos alzados sintió con más pujanza el avance y los ataques de las fuerzas menocalistas.  

Creemos necesario exponer que realmente los liberales se sintieron traicionados por los resultados de la Comisión Nacional Electoral que encubrió un grupo importante de irregularidades, las que llevaron  a José Miguel Gómez, al alzamiento definitivo  sin contar para ello con la decisión  de Zayas, aspirante a la presidencia y  vacilante en todo momento, por lo que una parte importante de los liberales  no se levantaron en armas. Realmente, aunque en toda Cuba se alzaron guarniciones o simpatizantes del liberalismo, el peso determinante está en las regiones: central, Camagüey y el oriente, donde los focos armados llegan a tomar pueblos, ciudades y provincias enteras, tal es el caso de las ciudades de Santiago de Cuba, Camagüey, Morón o Ciego de Ávila entre otras. 

También  podemos afirmar que a raíz de las inseguridades  de los líderes de  la provincia de Santa Clara, entre ellos la del  propio general Gerardo Machado, que dejó a su provincia desprovista de acciones determinantes para la inclinación hacia el lado liberal  del resultado final de los enfrentamientos,  resultaron el centro de estos acontecimientos el Camagüey y la región de La Trocha. La definición del conflicto está precisamente en tierras de La Trocha.  La parada de los liberales en Majagua, con el general José Miguel Gómez al frente de los hombres a la espera de refuerzos que no llegan desde el Camagüey, más  la quema del puente sobre el  río Jatibonico del Sur resultan decisivas para el final del suceso.

En Camagüey la figura de Gustavo Caballero determina en última instancia la prolongación de los sucesos en toda la provincia, pero su  liderazgo  no repercute para extender el conflicto más allá de las fronteras regionales que establecen un grupo de hombres, mal amados, poco alimentados esquivando siempre el contacto con las fuerzas del gobierno.

Aunque Ciego de Ávila y Morón, por su amplia influencia liberal y por lo que significaba para esta región el líder  indiscutible del alzamiento el General José Miguel Gómez,  pudieron tener un rol más protagónico, la falta de liderazgo, entre los oficiales, las imprecisiones cometidas en el avance hacía el territorio occidental donde el factor tiempo fue determinante, llevaron indiscutiblemente a terminar los principales focos sediciosos en las primeras semanas del levantamiento, sin permitir que la lucha pudiera generalizarse, incluso al interior de las provincias alzadas.

No hubo un respaldo generalizado de la población  a la sedición, aunque indudablemente la mayor parte de esta  se sentía motivada hacia este partido y su líder, dado su carácter campechano, que para muchos era típico del cubano. Los liberales festejaron apresuradamente su victoria, menospreciando la capacidad de sus adversarios, que lograron con algunas acciones, entre ellas la quema del puente sobre el río Jatibonico del Sur, parar en jaque el avance hacia occidente de las tropas alzadas. De esta forma, en solo horas,  se detiene uno de los movimientos insurgentes más importantes que recuerda la Historia de Cuba en el primer cuarto del siglo XX, conocido como la Guerra  de la Chambelona. 


 



[1] Gabino Gómez Maidique, hijo del general de brigada José Gómez Cardoso, familia muy relacionada con el partido liberal, en 1906, recibe de José Miguel Gómez, decenas de caballerías de tierra en el central Stewart. 

[2] Entrevista realizada por el autor a Marcelino Mata, avileño que vivió los sucesos de la Chambelona, murió con plena conciencia a los 102 años de edad.

[3] Fondos  del Ejército Constitucional, de 1915a 1933, Instituto de Historia de Cuba, carpeta 7 informes y expedientes, signaturas 24/32/1.7/1-90.

[4] José Martí Sayas Bazán, Secretario de Guerra y Marina.

[5] Fondos  del Ejército Constitucional, de 1915a 1933, Instituto de Historia de Cuba.  Sección: Jefe de Estado Mayor del Ejército.

[6]Gonzales Reynaldo, La Fiesta de los tiburones, Editorial de Ciencias Sociales,  La Habana, 2009, pp. 133-139.

[7] Fondos  del Ejército Constitucional, de 1915a 1933, Instituto de Historia de Cuba.  Sección: Jefe de Estado Mayor del Ejército, carpeta expedientes informes, órdenes y cartas, signatura 24/32/ 1.1/ 1-342.

[8] Historia Abreviada de Morón. Colectivo de autores,  P. 59.

[9] Este Central Morón se encontraba en el poblado de Pina,  distante 12 kilómetros de la ciudad de Morón,hoy este municipio se denomina  Ciro Redondo.

[10]Naranjo Moronta, Federico y . Rodrigo Aguilar G. O.C. S/E. 1953. O\H, p. 887.

[11] Solano Álvarez, Luis. Mi actuación militar, apuntes para la historia de la revolución de febrero de 1917. Imprenta el siglo XX. Teniente Rey número 27.1920, p 65.

[12]Solano Alvares, Luís. Mi actuación Militar. Apuntes para la historia de la revolución de febrero de 1917. Imprenta del siglo XX, Teniente Rey No 27, 1920,  pp.  61.

[13] Caserío ubicado a unos diez kilómetros al oeste del poblado de Jatibonico.