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EL GENERAL JUAN BAUTISTA VELOSO, EL GUERRERO QUE SIEMPRE ESTA EN SU PUESTO

29.06.2012 15:50

 

Autor: Héctor J. Izquierdo Acuña

 

                                                La vida y obra del general de brigada del Ejército Libertador Juan Veloso Cardoso ha pasado inadvertida por la historiografía regional avileña. El general Veloso es uno de los figuras descollantes en el mambisado del territorio de La Trocha, pues su trayectoria revolucionaria lo convirtió en hombre de plena confianza del generalísimo Máximo Gómez Báez.

El 24 de junio de 1844 nació en el poblado de Arroyo Blanco, en aquel momento perteneciente a Morón, un niño a quien nombraron Juan Bautista Veloso Cardoso y poco tiempo después se trasladó a Morón junto a sus padres, José del Carmen y Rosalía. Allí, en ese pequeño poblado, transcurre su infancia en unión de su familia que se dedicaba a las labores propias del campo, razón por la cual recibió poca instrucción escolar, de ahí la peculiar manera de hablar que lo caracterizó.

Aún menor de edad, con 17 años, contrae matrimonio en la iglesia de ingreso de la Candelaria de Morón con la joven María de la Candelaria de Guevara, donde consta que el desposado era vecino desde la infancia de esa feligresía.[1]

Nada se conoce sobre cómo transcurrieron los primeros años del joven Veloso quien, imbuido años más tarde en las ideas independentistas que se respiraban en la localidad, se lanza al campo de la revolución al iniciar la Guerra de los Diez Años.

Podo después, el 24 de junio de 1876, fue ascendido al grado militar de capitán por méritos alcanzados en el cumplimiento estricto de las órdenes y por su probado valor ante el enemigo.

Fue Veloso prestigioso jefe dentro de las filas del Ejército Libertador, granjeándose el aprecio del Generalísimo. Prueba de ello se pone de manifiesto el 10 de octubre de 1876, cuando, inmerso Gómez en medio de su empeño por sofocar las ideas separatistas que caracterizaron a los villareños en esta etapa de la guerra que no admitían ser mandados por jefes que no fueran de esa región, escribe en sus “Relatos de los últimos sucesos de Cuba”:

               "Para mayor garantía llamé al teniente coronel Serafín Sánchez, capitán Juan Veloso y Juan Molina a cuyos individuos de reconocida probidad le hice entrega de los fondos que aún estaban en mi poder ascendentes a nueve mil y pico de pesos; asimismo les dejé las cantidades que aún estaban en manos de las comisiones encargadas de extraer de los poblados enemigos elementos de guerra, que aún no habían liquidado sus cuentas y ascendían a poco más o menos a cinco mil pesos."[1]

 

Concluida la Guerra Grande tras la firma del Pacto del Zanjón, sobre el cual el Héroe Nacional José Martí expresó que “Nuestra espada no nos l a quitó nadie de la mano, sino que la dejamos caer nosotros mismos”,[1] Juan Veloso se incorpora a sus tareas habituales, aguardando el momento el momento de un nuevo estallido para lanzarse a la lucha por la definitiva independencia de Cuba.

Tras el inicio de la Guerra Necesaria, el 24 de febrero de 1895 y tras la entrada en la contienda del territorio avileño en abril de ese propio año luego del alzamiento protagonizado por el general de brigada Joaquín Castillo López en la finca “Jagüeicito” el 21 de abril, el patriota moronense se lanza a la insurrección: corría el 24 de julio de 1895.[2]

Tras el cruce de la Trocha militar de Júcaro a Morón por Máximo Gómez el 29 de octubre de ese año, Veloso acompañó al veterano guerrero dominicano como práctico, sobre todo, en la zona de Jatibonico.

La heroica Guerrilla Veloso, que tomó el nombre de su admirado y querido jefe, formó parte, desde los primeros momentos, del Departamento Occidental, como parte del Cuartel General del Cuarto Cuerpo en unión de las fuerzas del regimiento expedicionario Maine.[3]     

El 9 de abril de 1896, el mayor general Serafín Sánchez Valdivia, jefe del Cuarto Cuerpo, atendiendo a las necesidades de ese cuerpo de ejército propuso al general en jefe del Ejército Libertador que “reconociendo las aptitudes y los servicios que a la independencia de Cuba que han prestado […] propongo á Ud. se sirva otorgar el reconocimiento del empleo militar de Coronel á los c.c. Juan Veloso, […], en la forma prevista por la sección 7a del artículo 3º de la Constitución[4], grado que le fue conferido al día siguiente por el Consejo de Gobierno.

Otras acciones se sucedieron a lo largo del año 1896, hostilizar al enemigo, detectar y vigilar las columnas españolas acampadas o en movimiento, así como cumplir cuanta comisión le fuera encomendada, eran las actividades cotidianas de la guerrilla Veloso, de ahí que su rol dentro de la concepción de lucha  seguida por el general Máximo Gómez durante la Campaña de La Reforma, desarrollada entre enero de 1897 y principios de 1898, fue relevante.

Atendiendo a la estrategia ideada por Gómez, participó Veloso en múltiples acciones combativas. Apenas iniciada la mencionada Campaña, el 2 de enero de 1897 se desarrolla el combate de “Santa Teresa”.  Días después Veloso participa en el reñido ataque al poblado de Arroyo Blanco, que contaba con una guarnición de 200 hombres, efectuada el 28 de enero de ese año.

 

Cuatro días más tarde, el 1º de febrero, un nuevo enfrentamiento daría vigor al movimiento insurreccional y a las fuerzas dirigidas por el general Máximo Gómez, el combate de “Juan Criollo”, un potrero de gran extensión y famoso por su numerosa dotación de ganado y también por sus cañadas que imposibilitan el paso por muchos lugares.

 

El salisfactorio resultado de esta acción, así como la valentía desplegada de los jefes y soldados que combatieron en “Juan Criollo” inspiró a Fermín Valdés Domínguez a escribir, con fecha 25 de junio de 1897: He escrito para Patria[1]

“En aquella famosa carga de Juan  Criollo en la que la fuerte columna española no pudo resistir el vigoroso empuje de nuestros valientes […], solo dos hombres secundaban la obra del experto y valiente caudillo Máximo Gómez: uno era el coronel Juan Veloso, que a pesar de estar inútil de un brazo –si como Sub-Inspector del Ejército trabaja por la organización, como guerrero siempre está en su puesto- y es el otro el Brigadier Jefe de esta zona militar de Sancti Spíritus: José Miguel Gómez”.[2]

Aspecto a destacar en el patriotismo de Juan Veloso es el hecho de su invalidez como resultado de varias heridas sufridas durante su bregar en la guerra.  Herido en un fuerte enfrentamiento con una columna española, escribe a Máximo Gómez con fecha 20 de febrero, entre otras noticias:

En marcha para donde Ud estaba […] me encontré con una columna que estaba hay dos o tres días en Las Delicias al Sabinal donde yo vivo y en virtud de que no habían fuerzas que la tirotearan a eccepcion (sic) de mis dos muchachos que día y noche le han tirado, me puse con parte de mi escolta a tirotearla […] le agradeceré me mande un médico y medicinas, pues me han herido de consideración.[1]

Poco tiempo después, el 2 de abril le remite una misiva a su entrañable jefe donde la comenta: “Yo del brazo sigo mejor solo que para caminar o montar no me sirve pues parece que como está tan agujeriado y tan roto no me quiere servir para nada pero yo aunque sea junto aquí en el monte boy (sic) amotar (sic) hasta que me fortalezca”.[2]

Concluida la contienda del 95, el licenciado Pedro Rojas Oria, profesor público de medicina emite un certificado fechado el 12 de julio de 1895  en el que expone:

Certifico: que el oficial general D. Juan Veloso y Cardoso, […] y vecino de Sancti Spíritus, de 54 años de edad, de oficio campo y de estado casado presenta una herida en la región metacarpo falángica de la mano izquierda con sección de los ligamentos y tendones de los dedos índice y anular que le impiden hacer la menor presión con dichos dedos: así mismo una herida de bala le destruyó la mayor parte del hueso húmero derecho dejándole desprovisto de hueso todo el tercio superior de dicho miembro y por consiguiente privado del manejo de dicho remo; cuyas lesiones recientes de la última guerra de Cuba constituyen verdadero estado de invalides de dicho sujeto por no poder dedicarse á ninguna clase de trabajo mecánico: y para constancia doy el presente en Remedios á doce de julio de mil ochocientos noventa y nueve.

Dcho Vale.

                                                                                                          Firma de Pedro Rojas Oria.[3]

No pasó inadvertido para el generalísimo la intachable conducta de Veloso. Al respecto, el jefe de despacho Melchor Loret de Mola hace la siguiente apreciación fechada en  Las Delicias el 30 de septiembre de 1897:

Honrosa distinción: el General en Jefe ha dispuesto se haga constar oficialmente su satisfacción por el digno comportamiento y los señalados servicios del coronel subinspector de la Brigada de Sancti Spíritus Juan Veloso quien con todo celo, con inteligencia, actividad y constancia, además de dar cumplimiento a las obligaciones de su cargo, ha secundado y ayudado eficazmente a este Cuartel General en todas las empresas y operaciones realizadas en su permanencia en el territorio.

Este digno jefe, así enfermo y mutilado un brazo por heridas como está, no desmaya en el servicio, y en el zona de S. Marcos con su reducida Escolta que no llegan á 30 hombres, pero valientes, prácticos y adictos á su cariñoso Jefe, se ha hecho fuerte y temible, batiendo sin cesar las columnas enemigas que constantemente invaden esa zona, logrando diezmarlas y contrariarlas en sus operaciones. Numerosos son los hechos de armas ya solo con su Escolta ya en combinación o á las órdenes del Ctel Gral, demostrando en todas entusiasmo, acierto y valor.

Por su carácter afable y leal, su acrisolado patriotismo y honradez, su celo y exactitud y honrosa hoja de servicios, se ha hecho el coronel Velozo (sic) al cariño y respeto de todos sus compañeros y subordinados, es uno de los jefes a quien más distingue nuestro recto General en Jefe.[4]

El 8 de diciembre de 1897 fue un día gratificante para Juan Veloso. Ese día fue ascendido al grado de general de brigada del Ejército Libertador.

 

Para los meses finales de 1897 y primer semestre de 1898, la situación de la guerra se tornaba difícil, sobre todo con posterioridad a la oportunista intervención norteamericana en la contienda utilizando como pretexto la voladora del acorazado “Maine”. De tal manera, aparece una ola de traidores y presentados a las fuerzas españolas provenientes de las filas mambisas. Ante tan grave y convulsa situación, Máximo Gómez calculó el estado de los hechos que a diario acaecían y tomó medidas para salirle al paso a posibles presentaciones. Así, formó su guardia especial; aquellas comisiones escogidas entre los más serenos, corajudos y probados hombres de sus fuerzas, los que fueron como puros guardianes de la revolución. Entre ellos se destacaron los nombres del general Bernabé Boza, Juan Veloso y  el comandante Paulino Guerén. “Por la integridad de tal puñado de cubanos con solo unos pocos convencidos y de acreditado valor personal, pudo Gómez salvar la integridad del Ejército Libertador”.[1]

Concluida la contienda en 1898, todo parece indicar, de acuerdo con el documento emitido por el Dr. Pedro Rojas Oria expuesto con anterioridad, que el general Veloso se trasladó a la zona en que había desarrollado su accionar durante la guerra, estableciéndose en la ciudad de Sancti Spíritus. Resulta lamentable que no se tengan datos de su paso por le República aunque se ha cometido un error histórico que es necesario subsanar pues se ha planteado que se desempeñó como inspector de Montes y Minas y con posterioridad como alcalde de Jatibonico. [1]  En realidad esas funciones las ejerció su hijo Andrés Veloso Madrigal en los inicios de la década de los años ´20s del pasado siglo.

El general Juan Bautista Veloso Cardoso falleció en La Habana el 11 de mayo de 1912 a la edad de 67 años, luego de una fecunda vida y una intachable hoja de servicios para lograr la independencia de la patria, por la cual, en más de una ocasión, derramó su sangre generosa. 

 



[1] Cfr: Gonzalo de Quesada y Miranda. “Vida y destino de los generales del Ejército Libertador en la República”, Revista Bohemia, La Habana, 10 de mayo de 1953, Año: 45. No: 19 y Centro de Estudios Martianos. Diccionario enciclopédico de historia militar de Cuba. Ediciones Verde Olivo, La Habana, 2004, T: I, p. 378.  


[1] Rogelio Pérez Concepción. Rafael Sorí Luna, Editora política, La Habana, 1982, p.58. 

[1] Archivo Nacional de Cuba. Fondo: Donativos y Remisiones. Legajo: 7. No: 928         

[2] Archivo Nacional de Cuba. Fondo: Máximo Gómez. Legajo: 7. No: 950

[3] Archivo Nacional de Cuba. Fondo: Donativos y Remisiones. Legajo: 372. No: 98

[4] Archivo Nacional de Cuba. Fondo: Máximo Gómez. Legajo: 6. No: 854.

 


[1] Periódico Patria. Gestado por José Martí con el fin de impulsar el propósito del Partido Revolucionario Cubano (PRC) de alcanzar la total independencia de Cuba y Puerto Rico del dominio español. Esta publicación vio la luz en la ciudad de Nueva York el 14 de marzo de 1892 y su último número fue el 31 de diciembre de 1898.

[2] Fermín Valdés Domínguez. Ob. Cit, T: IV, p. 201.

[1] José Martí. La Guerra del 68, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 18983, p. 83.

[2] Archivo Nacional de Cuba. Fondo: Donativos y remisiones. Legajo: 372. No: 98.

[3] Raúl Izquierdo Canosa. Días de la guerra. Sobre los principales acontecimientos de la guerra de independencia de Cuba. 1895 – 1898, Editora Política, La Habana, 1994, p. 107. 

[4] Archivo Nacional de Cuba. Fondo: Máximo Gómez. Legajo: 15. No: 2099.



[1] Salvador Morales. Máximo Gómez. Selección de textos, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1986, p. 58.


[1] Archivo de la Casa Parroquial de Morón. Libro No: 2 de Matrimonios. Folio: 296  Partida: 433.