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Ferrocarril de sangre (I)

27.12.2016 11:52
 

tren de JucaroSí, el nombre era extraño, pero existió, no es fruto de la imaginación de este cronista. Así llamaron los avileños, en 1870, a la vía férrea que se construía desde el puerto de Júcaro hasta el poblado de Ciego de Ávila.

Provenían de las cárceles los obreros encargados de talar los bosques, preparar el terraplén, cargar las traviesas, rieles y realizar las demás labores. Imagine el lector los procedimientos empleados con ellos, por sus capataces, para que rindieran al máximo. La sangre corría fácil. Pocos sobrevivieron. Sufrían, también, el tormento que provocaban mosquitos, jejenes, lluvias, o el sol implacable y el hambre.

La denominación del camino de hierro fue registrada en el libro Historia de Morón, publicado en 1929. Su autor, el novelista, periodista e historiador Pedro G. Subirats pagó su edición en la prestigiosa Cultural S.A., radicada en La Habana.

A fines de 1870, los vecinos de la futura Ciudad de los Portales, habían recaudado 27 591 pesos para ejecutar el proyecto. Su tramo más complicado estaba cerca del Embarcadero, porque era un lugar pantanoso. Tres años después de comenzado aquel empeño titánico solo habían avanzado siete kilómetros.

Destinar reclusos al enclave fue usual en la época. Antonio Pirala, en el Tomo 3 de sus Anales de la Guerra de Cuba,relata que de Villa Clara mandaron 22, en el año 1874, aunque estos no tenían antecedentes violentos. Todos cumplían condena por vagos.

Cuando el general Manuel Portillo conoció el asunto, ordenó que los regresaran a las mazmorras ya que resultaba peligrosa su relación con los soldados.vagones blindados

Júcaro era la base logística. El trasiego de pequeñas embarcaciones aumentó como nunca. Allí erigieron herrerías, carpinterías, depósitos de raciones y “otras edificaciones y establecimientos de importancia”, precisa el militar e historiador hispano Francisco de Albear, veterano de la contienda, en su texto Apreciaciones sobre los insurrectos de Cuba.

El ferrocarril pudo llegar, a duras penas, hasta Sandoval (Pina) en 1878. Faltaban 80 000 pesos para concluirlo, dinero que no había en las arcas del Estado. Sin embargo, el general Camilo García Polavieja, gobernador de Puerto Príncipe, “en vista de la alta conveniencia militar y política que resultaría en llevarlas á cabo, ofrecí concluirlas sin coste alguno para el Estado, consiguiendo con orden, perseverancia y economía que esté hoy terminada hasta Jicoteita, no faltando ya para que se encuentre también así en toda su extensión, sino el pequeño trozo de Jicoteita á Morón, en el que se llevan á cabo las obras con la mayor actividad”.

Para lograr su objetivo, Polavieja envió más maestros de obras, carretas, bueyes, implementos de trabajo, indicó que los pilotes sobrantes del muelle de Júcaro se utilizaran como traviesas, fortaleció el trabajo de los ingenieros, además, advirtió que ellos no ejecutaran otras tareas. Felizmente, una multitud de moronenses el 1ro. de febrero de 1880 celebraron la entrada de la primera locomotora a sus predios.

Durante la Tregua Fecunda, el ingeniero militar Pedro de Pastor, ideó prolongar el ferrocarril y construir un muelle en Júcaro. Presentado a la Reina y a la Junta Consultiva de Guerra fue aprobado en diciembre de 1894. El presupuesto constaba de 126 600 pesos.

La soberana quedó muy complacida y ordenó: “se manifieste al autor del proyecto (...) el agrado con que ha visto el celo e inteligencia que ha demostrado en dicho trabajo”, elogio divulgado en el Diario Oficial del Ministerio de la Guerra, el 19 de diciembre de 1894.

Pero el sueño de Pastors, sería superado por la realidad. La guerra estalló y con ella la importancia del camino de hierro. Relataba un cronista en La Ilustración Artística, en Barcelona, el 26 de abril de 1897: “(...) esta línea estuvo á punto de ser abandonada por el deplorable estado en que se encontraba, pues habiéndose construido con materiales de distintas procedencias, por ser regalo de varios particulares, resultaron desiguales los carriles y las traviesas. Su reconstrucción ha sido necesaria para el transporte de los materiales y víveres con destino á la trocha y á las fuerzas que la guarnecen, así como para el comercio de los pueblos de aquella región”.

Continuará... Fin parte 1